El jueves a la noche vino Olentzero a traer juguetes. Mikele le tiene un poco de miedo, ella lo dice, pero no le importa. Ahora cada vez que ve por la calle a alguien con barba pregunta a ver si es el Olentzero. Beñat se lo pasó pipa... y cuando abrió un paquete y vió que había algo "parecido" a una de las doscientas que había pedido se quedó "flipao".
Estamos en una sociedad muuuuuyy consumista y todo el mundo tiene de todo (por estos lares) pero, al menos por ahora, les veo que les hace ilusión lo que reciben... sin que tengamos que tirar la casa por la ventana, que el Olentzero tiene que repartir por muuuuuchas casas y no puede con todo.
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